18 de octubre de 2004

Hasta siempre Chiripioica!

15 de setiembre de 2002-


Querida compañera:

Hace muchos años te conocí. Viniste a mi vida sin avisarme y me acompañaste sin faltar un día tan solo. He roto mil veces en mi mente este papel para conversar contigo. Hoy es el día. Debemos hablar para que sepas sobre mis decisiones irrevocables.
Diez años para mí y para ti es mucho tiempo, es la cuarta parte de mi vida y se me ha hecho duro, muy duro poder compartir de esta manera las cosas. No sé que te he hecho. Tal vez en algún momento invoque tu nombre y ofendida viniste a mí o tal vez te enamoraste y no pudiste abandonarme. Creo que es tiempo que tomemos caminos diferentes. Tu me has enseñado mucho sobre cosas que a pocos les enseñas y bastante he aprendido como para seguir solo mi sendero sinuoso y duro. A veces siento que me lo haces más difícil de lo que es pero te respeto. Siempre te he respetado y hasta el temor y el miedo llego a apoderarse de mí por tu presencia.
Compañera, es hora de que nos separemos. Realmente me has hecho daño y tal vez tú también. He sufrido y has sufrido en demasía y haciendo padecer a inocentes malos momentos por tus mañas certeras o no. Quiero pedirte humildemente como nunca he hecho a nadie que me dejes libre. Que me devuelvas aquello que algún día me quitaste: la tranquilidad de vivir la vida sintiéndome bien: el disfrutar de cada mañana, el no sentir el miedo a la ?parca?, el mantener erguida y firme la frente hacia las desavenencias de la vida, el poder poner el pecho a las balas sintiendo el dolor como tu me enseñaste.
Los tiempos son duros, necesito fortaleza en mi cuerpo, cabeza y corazón. Te ruego no me quites nada y te marches en silencio como viniste algún día.
Tarde o temprano nos encontraremos y conversaremos de los viejos tiempos. Sé que estarás por allí pero no dentro de mí. Sé que me escucharas y te escuchare y reiremos juntos por todas las peripecias pasadas. Podemos tal vez, mas adelante, ser buenos amigos. Sé que las partidas son dolorosas pero tu debes seguir y yo también.
Estoy cansado de mirar la vida con miedo. Quiero disfrutar de cada momento solo, sin tu presencia.
Me has dejado mucho, mucho mas de lo que te imaginas: he aprendido a respetar a la muerte, he aprendido a respetar a la vida, he aprendido a sufrir lo que no se puede explicar y he aprendido a sufrir lo que puedo explicar. He aprendido lo mucho que tengo dentro y lo mucho que escondo. Me has enseñado a que no es bueno esconder y debo expresar mis sentimientos. Me enseñaste que la razón no gobierna y que el sentir es lo primordial de la vida. Me has enseñado que puedo mucho más de lo que imagino.
Me has dejado un legado extenso, útil y hermoso.
Pero también he sufrido: me he sentido mal muchos, muchos días. Temiendo a la muerte siempre. No te culpo a ti de esto en particular, sino que tu presencia me infunde a ello. No he podido disfrutar de mis hijos como pienso yo que debería haberlo hecho, no pude dar todo lo que tengo como debí haberlo hecho, no pude vivir como pienso yo debería haberlo hecho y SENTIDO!
Tu no tienes todas las culpas, tal vez y creo es una posibilidad real y lógica yo mismo he fundado todas estas cosas sobre tu espalda como justificando los pasos que nos llegan.
He ido a brujos, curanderos, sanadores, parasicólogos, sicólogos, médicos, terapeutas y siquiatras para poder descargarte y ha sido en vano.
Lo único que he encontrado para aliviar tu presencia son pastillas y más pastillas de diferentes tipos, vedes, amarillas, grises, grandes, chicas, sedantes, ansiolíticos, antidepresivos, etc..
Tal vez no me di cuenta y tú diciéndome a gritos que la cosa estaba en mí y nada más. Tal vez fui sordo a tus gritos y recibí tus embates para aprender como antes menciono a reaccionar, a darme cuenta que dentro de mí están las soluciones que he buscado en medicamentos, profesionales y consejeros.
Realmente debo darte las gracias por dejarme todo lo bueno que has dado.
No te recriminaré mis sufrimientos pues son míos y así quise yo que fueran equivocadamente.
Solo te quiero dejar para seguir sin ti mi camino.
Tal vez te duela ... Creo que si.
A mí me cuesta decirte todo esto. Me duele dejarte pero es lo mejor para mi fundamentalmente y para mi familia.
Para ti será un partir hacia otros lados, otras personas que tal vez necesiten tus consejos. Ojalá no sean tan torpes como yo que demoré diez años en darme cuenta de cómo son las cosas.
Un día te bauticé Chiripioica y así fuiste siendo parte de la familia. Compartimos asados, boliche, buenos y feos momentos.
Te voy a extrañar.
Creo que tu también.
Lo que nos van a quedar simplemente son los recuerdos cosa que no nos puede quitar nadie.
Te agradezco todo lo que has hecho por mí y te doy un abrazo para que partas ahora hacia donde quieras y devolver tu libertad ganando así la mía.
Eres libre, ve y vuela, otros te esperan...
Lo nuestro fue una larga etapa de aprendizaje, de idas y venidas, de sufrimientos y alegrías.
No hay rencores entre nosotros.
Nunca nos vamos a olvidar el uno del otro.
Seguiré mi vida sin ti peleando contra lo que se avecine y haz lo mismo con la tuya: así me lo enseñaste, así será por siempre y para siempre.

Gracias.
Tu amigo Anibal.

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