16 de octubre de 2004

Noches de San Vicente I

Cae la noche lentamente. La jornada de trabajo se acabo, lamentablemente. A veces quisiera seguir trabajando y dormirme en el cansancio. Solo resta en mi caso, la ronda a la plaza, la vista a la iglesia, la pasada por la biblioteca a sacar o devolver algun material, la ida a casa. Alli, la puerta de hierro se abre y dos pisos arriba encuentro lo que ha sido el hogar, la tumba de los recuerdos. Entro, dejo mis pertrechos y luego de una ducha la cena. Igual que en Uruguay, pero solo... el plato rápido, simple y que llene la panza para reposar un sueño. Mi cuarto, en penunbra deja que la luz penetre por la bombilla de mi pequeña lámpara. La cama desarreglada me espera. Pongo mis ropas de la proxima jornada y ordeno lo que a mi criterio esta fuera de lugar, normalmente nada. Cada cosa su sitio tiene. El despertador verificado y el reposo del guerrero. Enciendo la radio que me habla y no le entiendo. Extiendo mi mano y se explaya hasta dejar caer mis dedos en el vacio. Los recuerdos inevitablemente salen desesperados a mi encuentro. Trato de esquivarlos pero es imposible. Las fotos me miran reprochando mi ausencia y me embriaga la desesperanza el dolor del emigrante, la vena que sangra y se detiene.
En las noches de luna asomo a mi ventana y converso en voz bajita con ellos, sin que nadie sepa y alli los veo. Tal vez no se enteren pero virtualmente entramos mas de cuatro en un mismo lugar. La hora: 22:07... la luz se torna oscuridad en un solo click y doy vueltas tratando de conciliar el sueño.
Es dificil comprender, pero ellos me arrullan con sus voces lejanas para dejarme dormido en un silencio atroz y molesto, el sonido del silencio estorba, perturba y se apaga con el -"que sueñes con pinocho..." -
No se más, los sueños van y vienen, dejandome llevar por las colinas de la vida astral. Un molesto y amargo ruido hace que levante mi cuerpo casi como un resorte. Las 6:45... .
Otra jornada espera y mi cuenta es asi, hasta que pueda tener a todos en mis brazos y no solamente besar un papel con imagenes cada vez que me voy o vengo. No es triste, es apuntando a la alegría de un futuro ceercano, cada vez más cercano, que desgasto el tiempo irrecuperable en horizontes que a la vista prometen y mucho. Por mi y por ellos, por los que vendran luego, de a poco el piso está quedando firme.

12 de octubre de 2004

El Autor


Posted by Hello

A mi sobrina Olivia

Montevideo, 20 de Noviembre de 1995
Hora Local 23:30

Hoy la historia me a entregado un titulo del que nadie puede despojarme. Hoy me he convertido en TIO.

Mi primer sobrina, gracias a mi hermano, ha nacido hace pocas horas en tierras germanas.
El motivo de esta carta es que algún día tu la leas o entiendas. Espero antes verte; pero de no ser así, he aquí mi escritura:

Señora Olivia Sosa Fadda:

Me llamo Aníbal Sosa, soy tu tío. Nací hace 35 años en un país lejano al tuyo. Lejano y chiquito, pero que como su forma lo indica, se parece a un corazón: cosa que todos levamos dentro, pero que entre nosotros nos une.
El país se llama URUGUAY, y es de los mas chiquitos de América, de AMERICA DEL SUR.
Aquí tienes una gran familia. Tienes tía, primos hermanos, abuelos, y todo lo demás.
Algún día espero veamos juntos los verdes de los ríos y los montes, que aunque no lo creas, no son los mismos verdes que tus ojos ven.
Hoy estaba trabajando en un taxi y me entere de tu nacimiento.
Alguien que estaba conmigo me dijo si no estaba contento, porque tu tío, o sea yo, no soy de exteriorizar los sentimientos. Quede quieto y contento.
Mas tarde cuando me encontré solo, en mi mundo sobre cuatro ruedas grité. Grité tu nombre y grité FUERTE. Y grité FUERTE porque estabas lejos. Y me puse un poco triste por eso. Pero tu con tu sonrisa distante, sin yo verte pero si sintiéndote, hiciste que se empañara el cristalino de este viejo loco. Entonces hice un alto en mi camino y dejé resbalar esa agua que nos surge muy de adentro, que nos cuesta tanto y a veces nos gusta tanto.
La sangre araucana y charrúa se mezclan en tu cuerpo para que le ganes a la vida, para que quieras a tus padres, y para que en el fondo, sientas esa curiosidad y nostalgia por ver, algún día no muy lejano, el ondular de las sierras y la majestuosidad imponente de la cordillera y sus valles.

Sobrina mía, se que tus padres te pondrán en el camino.
Se también que el camino será NUESTRO camino.
Sé que en el camino nos juntaremos.
Se que compartiremos alguna mirada en algún momento.

Y si algún día te sientes sola o triste, ¡fácil! Recorre con tu mente ese camino, solo un poco, y veras a un ?viejo tío loco? sentado en un banquito, tal vez con un mate en el bolsillo o una guitarra pintada en las manos, justo debajo de un cielo azul y piso verde.
Entonces habla con él, cuéntale cosas, y te iras feliz, con una flor pintada en tu inocencia.
Olivia, culminando tu primera carta, gracias por pisar la vida. Bienvenida, fuerza y hasta mañana.
Que sueñes con Pinocho.....
Tío Aníbal XXXXXXXXXX (Besos)

A mi Padre

Fueron tantas las veces que las leí y tantas las que comencé a escribirla que al fin me decidí a escribir lo que salga y punto al fin y al cabo de eso se trata.
Estos últimos tiempos sé que no me ha ido del todo bien y eso ya es un poco rutina en mi vida, lo que me preocupa un poco ya que el bienestar de mis hijos depende en parte de mí y eso me lastima. Por otro lado mi salud a mejorado con respecto a otros momentos. Por más que no sea el mismo de antes puedo seguir viviendo tomando esas pastillas y las asumo como tal: esas amigas que te permiten seguir pa?lante.
Vos me dirás porque te mando esta carta, es más fácil hablar verdad? Pero a veces, en la soledad de las madrugadas prendo un cigarro y recuerdo con cariño muchas cosas, cosas que fueron y han pasado y son mías o nuestras. Cosas de padre e hijo solamente.
No me puedo olvidar de un día de sol, que fuimos en la "cachila" no sé dónde a pescar, yo era muy chiquito y con una caña de flor saque no sé que, tal vez supongo que era un pejerrey. Recuerdo que en el fuego de un primus se frío el pescado y me lo comí.
Me acuerdo de verte en el estadio trepando a la tribuna con tus guantes puestos y con olor a vestuario y darnos un beso. Del partido no me acuerdo pues jugaba con Ramoncito a la pelota en la platea...
Me acuerdo de verte parado en la cancha con tu buzo azul y levantar la mano izquierda para saludarnos.
La pesca, eso me trae recuerdos... Los cigarros J y M que fumabas y que cagados de frío una tardecita me convidaste con uno. Me acuerdo que tirábamos nuestras tacuaras cagando a los demás pues siempre iban más lejos las plomadas. Me acuerdo cuando en la Barra te levantaste de madrugada y te fuiste a pescar y sacaste unas corvinas que cuando me desperté las estabas limpiando y no me llevaste porque estaba dormido!! Que calentura me agarré!!
Recuerdo las encandiladas en la playa Malvín con el agua por el cogote esquivando soretes y sacando buenos pejerreyes.
Miro mis cañas y te veo invitándome a una pesca más.
La petaca, las plomadas caseras, los anzuelos empatillados por nosotros, las puteadas de la vieja por el olor a almeja podrida, que lindo...
Si me pusieran cien o mil buzos sabría distinguir el tuyo.
Tu olor, tu perfume, por más que ya no uses aquel Lancaster... Recuerdo un día que no llegué en hora y te calentaste y andabas con la pistola, que cagaso me pegué!!.
Las dos veces que tuvimos que ir a lo de Dardo a hablar por mis problemas, los líos que los padres tenemos que soportar.
Me acuerdo que a veces pasaban días y no nos veíamos, cuando vos dormías yo me iba a laburar. A veces nos cruzábamos en la cocina porque me levantabas y yo me quedaba dormido sentado o parado y me putiabas todo.
El día que te dije que quería jugar al fútbol y de un piñaso en al mesa me dijiste que iba a comer mierda: que razón tenías...
Me acuerdo te diría que de todo, de lo bueno que fue por suerte lo mas y de lo malo que ocupó muy poco.
Trato de emplear con mis hijos tu filosofía de vida o por lo menos la que yo entendí así y darles un ejemplo como padre que es un difícil oficio de aprender y debemos ir improvisando al andar ya que de la vida es la que se aprende pero quédate tranquilo que con tu ejemplo se me hizo un mucho más fácil la cosa por más que no todos los niños son iguales.
Nunca fui de nombrarte, no me gusta hacer alarde de quien soy hijo por más que por dentro me sienta orgulloso de que la vida me diera el padre que siempre tuve.
Se que no he sido el hijo ideal, ni el mejor, ni el más inteligente, ni al que mejor le ha ido, que soy un pelotudo y no te he llamado, que cuando más me necesitaste tal vez no te di lo que esperabas, que te he fallado en muchas cosas, esperanzas que uno tiene puestas en sus hijos, y lo del otro día, lo de perder el examen de manejo me dolió más por ti que por mis propios hijos.
Me dije y me insulté cien veces por mis limitaciones. Me maldije por seguir complicándole la vida a todo el mundo pero eso era rabia. Mi tristeza, cosa que es más grave era haberte fallado otra vez. No me lo podía perdonar. Hoy tal vez con los ojos un poco mojados se me esta pasando.
Que vamo arriba!!, que no se acabó el mundo, que no hay mal que por bien no venga, etcétera, etcétera fue lo que me decían, pero solamente cuando hablamos el otro día me quedé un poco más tranquilo ya que te había llamado y no estabas pues yo quería ser quien te diera la noticia y no otro pero luego, que ya lo sabías no me daba el rostro para encarar aunque sea por teléfono y decirte que me había equivocado otra vez. Fueron duros momentos, pero se van superando y fue el motivo que derramo la gota para que esta carta se escribiera.
Aunque te parezca mentira más fue el dolor por ti que por tus nietos, aunque no lo creas lo sentí así.
Te imaginaba yendo a ese Cristo que hay en el parque cerca de tu casa a pedir por mí, me imaginaba a Esteban yendo a una iglesia a pedir lo mismo y solamente en un momento deshice lo que podía haber sido un alivio para todos. Que momento!!
Bueno, hay que seguir para adelante que eso si lo tengo claro por supuesto pero ese trago amargo se va a ir conmigo a la plaza Fabini y a la Alameda.
Dijiste una cosa hace un tiempo en una revista que me lleno de orgullo y es legado que voy a traspasar a mis hijos el día que me tenga que ir pues es lo más sagrado que llevamos los hombres como nosotros:
"... a mis hijos lo único que les dejo es un apellido limpio."
Cada vez que repito para mí esas palabras o se las digo a alguien siento que nada fue en vano y que aquí esta lo que pocos pueden ver en la corta vida que nos toca. Pavada de herencia tengo sobre mis hombros, no hay dinero ni Dioses que puedan comprar lo que ambos llevamos y lo que mis hijos llevan y llevaran hasta mis últimas consecuencias:
Un apellido limpio y con letras grandes que se llama SOSA.
Gracias por haberme dado la oportunidad de ganarme un lugar honrado en este mundo y de haber sido como fuiste y como sos.
Algunos me han preguntado que se siente ser hijo de Roberto Sosa y mi silencio me lleva a dar una respuesta digna de un Sosa, mejor dicho de un Roberto Sosa: " siento lo que es llevar a cuestas un apellido honrado y limpio...."

Te quedan mirando como si fueras loco o si no entendiste la pregunta, pues casi nadie puede decir con propiedad y realismo esa respuesta y yo si puedo, podré y mis hijos no tengas la menor duda, por más exámenes que pierda en entrar a cualquier lado, por más que me ganen o me peguen en mi vida que va a ser así. Me gustaría que te sintieras bien al leer estas líneas, tal vez un poco confusas o entreveradas, tal vez con algo de tristeza pero alegres pero esta carta tenía que ser como salió, de golpe y sin borrones más que aquellos de alguna lágrima apretada que se dio contra esta mesa.Bueno guacho, la próxima vez que te vea vamos a ir a pescar y vamos a venir como siempre cagados de arena y sin sacar un sorete, que te parece? Decile a Marta que pa? la próxima le cago la parrilla con pescado y si no quiere lo hago en la vereda. Un abrazo y espero sigas siendo más o tan feliz como sé que lo sos ahora.

A mi casa...

Talvez esto quepa en muchas de vuestras casas a aquellos que la tienen, la tuvieron o la soñaron...

Recuerdo la cocina y el fogón
junto al arcón de los juguetes
el cuarto del placard el ventanal
el corredor los viejos muebles,
recuerdo aquella mesa familiar
donde los platos con amor
se sirven todos por igual
donde los cuatro con dolor
pero más con felicidad
vimos la vida que nos dio la realidad...

Las cosa marcan hondo en mi razón
mirando el fuego de ese entorno;
el tiempo va forjando la humildad
que llevaré sobre mis hombros,
mi madre en la costura del hogar
junto a mi padre dando días sin parar
para dejarnos lo mejor que es el hablar
y es el ejemplo y es mi guía para mis hijos mostrar...

El tiempo va pasando sin dejar
plasmar los sueños que uno tiene;
el crecer es el precio que se paga
por un mundo diferente
y hoy somos cuatro techos, cuatro vientos
que pelean por su futuro presente
y demos gracias a esta corta vida
que permitió conocerse...

A mi Hermano, Esteban Sosa

Cuánto hace que no escribo?... Pero vi su foto y me ha llamado el recuerdo. Hoy me llamó la plaza, llena de espinillos, llena de pasto y de pelotas; de bicicletas con bocinas y timbres, de tardes perdidas en el tiempo... y allí estabas. Flaco, desgarbado, de rodillas chuecas y yo crecía. Cerca pero fuera tuyo. Pero sin embargo allí estabas, en la cama de al lado
-¡Apaga esa radio carajo!
-¡Guacho, es un calambre!!! No!! La otra pierna!!!, ta, ta gracias...
Esa cosa en silencio nos unía. Nunca supe pero así era. Así es y será siempre, hasta que no ardan mis velas.


Parece ayer, tus piernas flacas tu mirar
parece ayer, cerquillo largo y tu jugar
parece ayer, verte en la reja y saludar
para pelear por un juguete o el hablar.
Parece ayer, y el tiempo pasa sin parar
sin preguntar, tantas palabras sin decir
silencio hay, y esa es mi manera de amar
con corazón lo puro y lindo del vivir

Te vas te vas te vas y ahí vas mi hermano
por tu camino duro aunque lejano
mis días se repiten con tu nombre
y aunque tu no lo sepas te llevo aquí a mi lado
te llevo pues mi sangre que es tu sangre nos liga
aunque destino y viento nos lleve a separarnos
pero llegará el día que habremos de mirarnos
y entre montes y risas podremos abrazarnos
y decirnos ya hombres: que el querer es amargo.

Gira el reloj
tiemblan mis manos sin parar
Aranzazú y Plaza Fabini quedó atrás
unos se van, pero otros llegan a alegrar
el despertar del pelo blanco de la edad.
Se que vendrán, días con lluvias y con sol
lunas con noches, de encandilada y vista al Sur
se cruzarán nuestros fogones por amor
donde se funde el verde con el cielo azul.

Te vas te vas te vas y ahí vas mi hermano...

Algún día, en pedo pa? variar...

Al "Pelao", Alex Bernat

Siempre en la sombra
siempre en la sombra, tu propia sombra
de esa luz, en esa luz
Blanca Luz duele y te forma
de un padre amor
Cachirulo es su horma
de su luz, propia luz que a unos nos toca.
Te debo tu canción
y no te debo.
Te debo mi deber y solo encuentro
un garabato de señor y de maestro,
de padre, amigo, pinche y de hombre honesto.
Quisiera alguna vez darte algún día
no va a alcanzar, tal vez
con mi alegría
Pero yo se y se bien
que nos amiga
el eco, el mostrador
mi viola amiga.
Pelao, dame tu voz ronca y potente.
Dame tu mirar duro
tu arrugada frente
dame tus manos torpes
y ansias de gente;
tu hombría de mirar la vida
la vida, esa vida...
que una vez me contaste.
Padre de nadie y padre de todos
padre mío búscale el modo,
modelo de boliche, de amor de esquina
de amor del que falta en las familias.

Algún día de la década del 90

A mi Abuelo José

Otra vez el papel pegándome en los ojos llenos de ganas y sin rumbo.
El otro día pise la vereda para correr a mi trabajo y vi un papel en el suelo.
No se por que pero me incline a levantarlo.
Sorpresa!, lo que vi era demasiado. Una carta a Papá Noel...
Letra desgarbada de túnica blanca y moña azul. Lápiz de punta fina y olor a ganas de ver en un rincón el ansiado momento de una noche.
Pense, que esa noche era su noche.
Pense que alguien debía estar disfrutando de un sueño.
Pense en mis Navidades, en las de mis hijos, en la de otros niños...
Doble el papel y ya en el ómnibus que me llevaba al yugo, releí esa carta.
Casi sin poderlo, entendí que se solicitaban algunos regalos pero me mojó la pupila cuando pedía a su abuelo.
Pense en un viejo de sonrisa blanca y pelo blanco. De barriga grande, de camisa desprendida, con un mate de galleta en un banco celeste, en algún domingo de olor a humo y asado en aquel fondo que en algún momento fue mío y estando solo, él me miraba desde el rincón.
La misma tabla, el plato de latón esmaltado y cascado, la copa sobre la vieja madera.
Pense en las mañanas que me levantaba, cuando me quedaba con ellos, mirándolo afeitado y dándole mate a la abuela que aún acostada era servida con cariño por ese viejo.
Pensé en los enanos que le robaban la manteca y corrían por el techo, pensé en su mano roja y gorda en una cama de hospital.
Luego no pense..
Doble la carta y me baje del ómnibus.
Llegué a la terminal, punto de comienzo de mi jornada laboral.
Una brisa me llamo y deje volar la carta que se fue haciendo giros en el aire.
La miré caer al piso y vi como un sueño se esconde en nuestra mente; como un sueño nos despierta un momento...
Acomode la bombilla, cebé un mate y sin querer silbé una canción.
No recuerdo cual, da lo mismo.
Me detuve un instante para ver si podía divisar la carta.
No la vi.
No la veré más.
Como los sueños, y como mi abuelo, no los vi más.
Nunca escribí una carta como esa. Nunca lo voy a hacer.
Cuando veo un papel doblado en el suelo siento que algún día fui niño, que nunca le pedí nada a Papá Noel...