12 de octubre de 2004

A mi Abuelo José

Otra vez el papel pegándome en los ojos llenos de ganas y sin rumbo.
El otro día pise la vereda para correr a mi trabajo y vi un papel en el suelo.
No se por que pero me incline a levantarlo.
Sorpresa!, lo que vi era demasiado. Una carta a Papá Noel...
Letra desgarbada de túnica blanca y moña azul. Lápiz de punta fina y olor a ganas de ver en un rincón el ansiado momento de una noche.
Pense, que esa noche era su noche.
Pense que alguien debía estar disfrutando de un sueño.
Pense en mis Navidades, en las de mis hijos, en la de otros niños...
Doble el papel y ya en el ómnibus que me llevaba al yugo, releí esa carta.
Casi sin poderlo, entendí que se solicitaban algunos regalos pero me mojó la pupila cuando pedía a su abuelo.
Pense en un viejo de sonrisa blanca y pelo blanco. De barriga grande, de camisa desprendida, con un mate de galleta en un banco celeste, en algún domingo de olor a humo y asado en aquel fondo que en algún momento fue mío y estando solo, él me miraba desde el rincón.
La misma tabla, el plato de latón esmaltado y cascado, la copa sobre la vieja madera.
Pense en las mañanas que me levantaba, cuando me quedaba con ellos, mirándolo afeitado y dándole mate a la abuela que aún acostada era servida con cariño por ese viejo.
Pensé en los enanos que le robaban la manteca y corrían por el techo, pensé en su mano roja y gorda en una cama de hospital.
Luego no pense..
Doble la carta y me baje del ómnibus.
Llegué a la terminal, punto de comienzo de mi jornada laboral.
Una brisa me llamo y deje volar la carta que se fue haciendo giros en el aire.
La miré caer al piso y vi como un sueño se esconde en nuestra mente; como un sueño nos despierta un momento...
Acomode la bombilla, cebé un mate y sin querer silbé una canción.
No recuerdo cual, da lo mismo.
Me detuve un instante para ver si podía divisar la carta.
No la vi.
No la veré más.
Como los sueños, y como mi abuelo, no los vi más.
Nunca escribí una carta como esa. Nunca lo voy a hacer.
Cuando veo un papel doblado en el suelo siento que algún día fui niño, que nunca le pedí nada a Papá Noel...

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